La malaria es una enfermedad potencialmente mortal transmitida por mosquitos infectados. Aunque se encuentra predominantemente en regiones tropicales y subtropicales, también se ha registrado en lugares de Asia, América del Sur y América Central cercanos al ecuador y en partes de África.
Los síntomas de la malaria pueden aparecer de 7 a 18 días después de la picadura de un mosquito infectado y pueden incluir fiebre, escalofríos, sudores, dolor de cabeza, náuseas y vómitos.
En casos graves, la malaria puede causar convulsiones, ictericia, anemia, daño cerebral y coma. Las personas mayores, los niños pequeños y las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones de la malaria.
El tratamiento de la malaria depende del tipo de parásito que la causó y de la gravedad de la enfermedad. Los medicamentos antimaláricos pueden ayudar a curar la enfermedad y prevenir la recurrencia.
Además del tratamiento con medicamentos, las personas con malaria también deben descansar lo suficiente y mantenerse hidratadas. Si se presentan complicaciones graves, como coma o ictericia, puede ser necesario el tratamiento en un hospital.
La prevención es la mejor manera de evitar la malaria. La prevención implica tomar medidas para evitar ser picado por mosquitos infectados.
Las personas que viven en áreas donde la malaria es común pueden recibir tratamiento preventivo con medicamentos antimaláricos. La prevención es especialmente importante para las mujeres embarazadas, que pueden ser más susceptibles a la malaria y sufrir complicaciones graves.
La malaria es una enfermedad grave y potencialmente mortal transmitida por mosquitos infectados. Los síntomas pueden ser graves y las complicaciones incluyen daño cerebral y coma. La prevención es la mejor manera de evitar la malaria, y puede implicar el uso de repelentes, mosquiteros, ropa protectora y medicamentos antimaláricos preventivos en áreas de alto riesgo. Si se contrae la malaria, el tratamiento temprano con medicamentos antimaláricos es esencial.